Castillo sin norte

Han pasado sólo cien días. Poco más de tres meses. Pero parece que hubiese transcurrido más tiempo. Es que el inicio del gobierno de Pedro Castillo ha sido todo menos aburrido. El gran problema es que un gobierno no es un libro, una obra de teatro o una película, donde lo misterioso e incluso lo inexplicable enriquecen el relato.  Si así fuera, sin duda estaríamos compitiendo por los primeros puestos a nivel mundial, debido a que la actual gestión es indescifrable.

En un esfuerzo por no sumarnos al cargamontón que lo acusa con fundamento de no tener liderazgo, capacidad, instinto o siquiera ganas de gobernar, podemos decir que el presidente vive en una suerte de dimensión paralela.

Cómo explicarse sino, que el Jefe de Estado, luego de generar una nueva y grave crisis ministerial, comience su mensaje en Ayacucho por los primeros cien días de su gestión cantando Flor de Retama. No vamos a profundizar en el simbolismo de la canción y su nivel de provocación. Pero hay que estar un poco desconectados o despreciar profundamente la narrativa oficial, para no tomar con seriedad los serios cuestionamientos en tres sectores claves. En Defensa, por querer imponer a dos comandantes generales no calificados. Esta es la papa más caliente. Pero más por un tema de formas que de fondo. Castillo directamente ejerció presión y el parlamento ya lo tiene en la mira.

Lo que ocurre en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones es un escándalo mayúsculo. De forma y, sobre todo, de fondo. El titular del sector negoció con transportistas las cabezas de directores del sector, entre ellos la jefa de la ATU poniendo en riesgo la postergada y urgente reforma del transporte. Pese a ser ilegal, la negociación sigue avanzando.

“Palabra de maestro” fue un slogan verosímil durante la campaña. El daño que le hará a la educación pública el gobierno de Castillo, si no respalda la evaluación de los profesores será enorme. Parece no ser consiente del daño que podría generar.

El reto no es fácil, pero escucharlo decir en Ayacucho que “no hay que entrar al estado para servirse, ni servir a intereses particulares” parece una burla en esta coyuntura.

Lo único bueno que ha logrado el presidente Castillo, con ese estilo impredecible, es tener una oposición aún todavía más patética que su gobierno. Cómo explicarse, sino un anuncio pagado a página completa en El Comercio de ayer convocando a un mitin por la vacancia.

A este paso, lo único certero es que la acción continuará y que el desenlace o duración de esta puesta en escena seguirá siendo impredecible.

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