Faltan pocas horas para un nuevo simulacro democrático. Una nueva finta.
En pocas horas volveremos a colocar una X en un símbolo que, literalmente, no simboliza ni representa nada para nosotros. Nada bueno, al menos.
¿Por quién debo votar?
En el tiempo que queda preguntaremos en la calle, a los amigos y en los grupos de chat ¿por quién votar? En principio, ninguna respuesta nos hará sentir ni mejor, al contrario. Sentiremos rabia, pena, impotencia. Luego, podemos sentirnos acompañados en la confusión, la falta de representación y la indiferencia como mecanismos de súper vivencia.
Siempre decimos que tocamos fondo, pero el Perú es un país insondable. Los peruanos, lejos de construir, en nuestro intento por no ahogarnos, chapoteamos, sin darnos cuenta que así seguimos cavando y haciendo más profundo el hoyo.
¿Qué hacer? Este domingo, votar por el mal menor. No queda otra. Es profundamente lamentable, pero no queda otra. Una opción, por más media traning y mea culpas, representa el rostro más visible del conservadurismo radical. Sería, además, el golpe más duro al enorme esfuerzo por tener una sociedad menos machista y violenta. El otro, el favorito, es la punta de lanza de un oscuro clan criminal que ve la política como parte de su organización mafiosa.
Soy consiente de las profundas limitaciones políticas del tercer candidato, un político cuya base es la confluencia del fútbol y la farándula. He visto como se desbarata cuando se le hace una pregunta que esté fuera del libreto. También que postula a 1,200 candidatos con sentencias. Sin embargo, la competencia es tan gore y surrealista, que esta opción me parece la menos peligrosa de las tres.
Elecciones 2022 voto en blanco
Respeto, como siempre, a quienes vician su voto o quienes prefieren pagar su multa a ser cómplices de una elección tan patética en la que las pocas propuestas difundidas por los medios, son, en su gran mayoría irrealizables.
Los municipios distritales son la instancia de gobierno más cercana al ciudadano o vecino, debería ser el lugar donde conversemos cómo mejorar nuestra calle, la seguridad, el alumbrado público, etc. Pero el nefasto papel de todo lo que tenga que ver con política: presidentes, congresistas, alcaldes o gobernadores nos lleva a alejarnos cada vez más y más de ella, incluido alcaldes.
Irónicamente, si algún alcalde quisiera al menos intentar cumplir algunas de sus promesas en seguridad, transporte o salud, tendría que coordinar y aliarse con el gobierno, no enfrentarlo por votos.
El peligro es que, la película continua. Nos interese, nos guste o nos vayamos del cine, la función continúa y si nosotros no elegimos a los actores, otros lo harán por nosotros y las funciones serán cada vez peores.
Conclusiones sobre las elecciones 2022
¿Qué hacemos? Toca comenzar a repensarlo todo. No sólo la ley de partidos políticos, sino replantearnos que son realmente los partidos o movimientos. ¿Vale la pena insistir en mecanismos que no funcionan hace décadas con resultados previsiblemente malos?
Nos sorprende esta mala representación, sí, pero ¿Hemos hecho algo para mejorarla? No digo que seamos responsables directos del caos, estamos cansados, somos sobrevivientes de una pandemia, pero venimos tropezando con la misma piedra y toca movernos o sacar la piedra.